martes, 24 de agosto de 2010

ETAPA XII SANTIAGO DE COMPOSTELA – MUXÍA – FINISTERRE

Nos levantamos a las 6:00 de la mañana. Desayunamos, con las cosas que había comprado en el super la tarde anterior, cuando fui a por la cubierta.

Arreglamos las cosas y a las 7:00 estabamos andando.

La noche anterior estuvimos hablando que hacer al día siguiente con la etapa. En vista de que solo teníamos un día y queriamos completar el recorrido y en la tienda me habían comentado que el recorrido era muy pestoso, con tramos en mal estado por el agua, además ya recordaba que en el foro del bicigrino, la gente comentaba que partía la etapa en dos. Por lo tanto decidimos hacer el recorrido por carretera. Luego la realidad, nos hizo ver que no se parecía en nada de lo que nos habian dicho. El comienzo si es duro al salir de Santiago, al pasar el Ponte Sarela, comienza un sendero estrecho, con repechos, que luego desemboca en un barrio a las afueras de Santiago. Pero después, aunque no pasamos por el camino, fuimos viendo trozos y nos dimos cuenta de que no era tan duro como decian. Después de ese sendero, todo el trayecto hasta Negreira es por carretera en un 90 o 95%.

De todas formas el último día ha sido muy duro, por lo menos para mí, he hecho 131 kms y he terminado al final exhausto.

Al Salir de Santiago nos hicimos un pequeño lio y volvimos hacia atrás, porque nos habiamos equivocado. Pasamos por un puente medieval, pero no es el Ponte Sarela. Volvimos atrás y encontramos correctamente la calle Poza do Bar. Tomamos la buena dirección, pasamos por un robledal y al final si pasamos el verdadero Ponte Sarela.

Justo al pasar el rio Sarela, por el puente homónimo, empieza un sendero estrecho bastante tortuoso, al final desemboca en un barrio. A partir de aquí seguimos el camino un trozo, que va por carretera y luego cuando entraba en camino, seguimos por la carretera.

De todas formas lo dicho, el camino no es tan malo ni mucho menos como contaban, vimos muchos tramos y eran por camino, con repechos, pero como anteriormente en otras etapas y también muchos trozos por carretera.

Nos cruzabamos con el camino, de tanto en tanto. A partir de Carballal tomamos la AC-543 y luego continuamos por la AC-544 en dirección a Negreira, antes de llegar a la misma, tomamos de nuevo el camino.

Antes de todo esto al parar en una gasolinera para echar aire, José dio un buen golpe, afortunadamente sin consecuencias, pero nos dimos un buen susto.

En Negreira desayunamos y sellamos.

Continuamos camino, esta vez, sin abandonar practicamente el camino, que casi todo el tiempo va por carretera.

Nos encontramos un grupo de ciclistas de un club de Noia, que acompañamos y con los que conversamos un rato.

Antes de llegar a Olveiroa, vimos a los hidroaviones cargar agua en el embalse de Fervenza, para apagar un fuego que se veia en los montes, entre Olveiroa y Hospital.

Al llegar a Olveiroa, nos tomamos una Coca-Cola, llenamos agua y sellamos en el bar. Subimos unos montes y antes de llegar a Hospital, nos topamos con el humo del incendio que estaba cerca y algunos retenes contraincendios, el humo en algún momento fue bastante espeso.

Al pasar Hospital, se dividen los caminos que van a Muxía y Finisterre. Me despedí de Manolo y José. Continué hacia Muxía y ellos a Finisterre.

El trazado del camino a Muxía es favorable, por carretera, con dos altos solamente importantes, uno antes de llegar al pueblo, que es más considerable, fue el que me supuso más esfuerzo.

Llegue a Muxía a las 13:00, estabán de fiesta, me dirigí a la Oficina del Peregrino, donde me dieron la Muxiana, que es muy bonita. La muchacha fue muy agradable y competente. Después de esto al Santuario de la Virgén de la Barca, que está al final de uno de los cabos que domina la ría. Tomé algunas fotos y admire el lugar que es muy bonito, en plena Costa da Morte, es un entorno muy salvaje.

Después volví al pueblo y comí algo para afrontar el camino a Finisterre. Erán más de las 14.00, cuando partí hacia Finisterre.

Tuve suerte de que el viento de Noroeste, soplaba con alguna fuerza y me empujaba al darme de espalda. A pesar de eso el calor era muy fuerte y se me hacia bastante duro, porque los primeros kms eran de subida.

En algunos momentos pasé un mal rato, porque llegue a sentirme mal, sentía que no iba muy bien, me mentalice para regularme y no cebarme, poco a poco me fui encontrando mejor. Cuando llegue a la AC-552, tome dirección a Cee, andaba muy rápido porque el viento me empujaba mucho de cola.

La subida que hay después de Corcubión se me hizo muy dura, ya las fuerzas me faltaban, a mitad de subida me llamaron José y Manolo, que ya estaban en Finisterre, a mi me faltaban 10 kms. El Calor, las cuestas y los kms acumulados, tanto los del viaje, como los del día, me pasaban factura.

Para llegar a Finisterre, tuve que pasar por un camino costero empedrado, que hizo el final todavía más duro. Me fui directamente al puerto, al albergue provisional, para solicitar la Fisterrana. No había mucha gente, y no tarde demasiado, solamente dos extranjeros que se tiraron bastante rato preguntandole a la muchacha del albergue informaciones turisticas. Después a comer en el restaurante Fin do Camiño, donde esperaban Manolo y José, el nombre del restaurante bastante apropiado, para nosotros y para el sitio.

Luego mientras ellos iban a por la Fisterrana, yo subí al Faro de Fisterra, donde ellos ya habian subido. Es la última subida del camino.

Es un sitio muy emotivo, por lo menos para mí. Es el final del camino y un entorno incomparable, es maravilloso, por un lado comienza la Costa da Morte y por otro ves el paisaje de las Rias Baixas.

En el faro, el último sello y final del camino. Una emoción indescriptible te invade. Pasee por los alrededores y después cumpli con la tradición de quemar algo, aprovechando que otros peregrinos también estaban haciendo lo mismo.

Incluso hubo anécdota, mientras quemabamos, se acercaron unas voluntarias del Camino a que les contaramos algunas anecdotas del camino, para anotarlas y recogerlas. Yo al principio me pensé, que era una flipada, jajajajaja, el excepticismo, que hace cada día más mella.

Después de disfrutar de la tranquilidad y emoción de haber terminado el camino, además de ese marco natural incomparable, decidí marchar y terminar la aventura.

El descenso es rápido hasta Fisterra. Lavamos las bicis en una gasolinera y Manuel Vieites, nos recogio y traslado a Santiago de Compostela de nuevo.

Por la noche cenamos en un restaurante cercano a la pensión muy bueno. Cenamos bonito a la Vizcaina, que según la señora estamos en su temporada. Manolo y José me invitaron a cenar, que bueno estaba todo.

Manolo y José después de la cena, se fueron a dormir, el día había sido duro y estaban cansados. Yo salí a pasear un rato, para digerir la comida y hacer algunas fotos en la catedral y el casco histórico, de esas nocturnas que tanto me gustan.

El paseo, tuvo anécdota incluida, cuando estoy tomando unas fotos en la plaza de la Catedral, me encuentro una muchacha, que esta haciendo el saco, para tumbarse en la fria piedra de granito del suelo. Le pregunté que si pensaba dormir allí y me contesto que sí, que no había sitio en ninguna parte. Me acorde de que habian dejado abandonada una esterilla aislante en el garage donde guardabamos las bicis y fui a por ella para darsela, algo más blando dormiría.

Despues de todo esto a Dormir.

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